La complejidad de significados
que genera la palabra “espacio” es difícil de sintetizar en unas pocas líneas,
desde la concepción arquitectónica de relleno de vacíos urbanos asociado a lo
que conocemos como espacio público, hasta la visión antropológica de ese mismo
espacio como confluencia de un sinfín de interacciones humanas, pero lo más
sorprendente es la concepción que le atribuye la política al espacio
ideológico, porque si ya es difícil visualizar el centro, la izquierda y la
derecha como referentes, ya sólo nos faltaría incorporar a las nuevas candidaturas
de “confluencia” para desorientarnos por completo en un escenario imposible de
pactos. Pero bueno, volviendo al paralelismo de la arquitectura, y en un afán
de parecer constructivo en este maremágnum político, quisiera poner en valor la
capacidad integradora de los grandes espacios, y de esas maravillosas obras
arquitectónicas que los ocupan, y que se los apropian, como catalizadores de dinámicas
urbanas confluyentes, revalorizando el entorno y poniendo en común heterogeneidades
y carencias, virtudes y defectos, desarraigos, y todo aquello que nos debería
unir más allá de esos estigmas y de esos desalientos que muchos se encargan de
perpetuar.
miércoles, 27 de enero de 2016
martes, 19 de enero de 2016
RECONOCIMIENTO
Como autores deberíamos aspirar
al reconocimiento de nuestras obras, independientemente del éxito personal o
comercial obtenido por ellas, por eso me alegro de contribuir a la divulgación
de figuras como Vicente Royo Blat, músico y abuelo de una de las personas que
más ha hecho feliz a mi hija en el día de su sexto cumpleaños.
Nieto
y familia de este compositor tan poco conocido han hecho el esfuerzo de
recopilar un puñado de sus canciones, creadas en el entorno lúdico de una
guardería de Almenara, y se han encerrado en un estudio para grabar un disco
homenaje. Incluso se han atrevido con un espectáculo musical que han tenido el
detalle de representar en la fiesta de mi hija, y qué decir tiene que estaré
eternamente agradecido por la cortesía, pero no por la ilusión que han
despertado en ella, si no por descubrirle un puñado de hermosas canciones que ya
no deja de tatarear día tras día. Enhorabuena por tanto, y muchas gracias por
compartir vuestro talento con todos nosotros.
viernes, 8 de enero de 2016
EXCENTRALIDADES
Hace unos días leía un artículo
en un periódico de ámbito nacional que vaticinaba el cierre de la mayoría de grandes centros comerciales de Estados Unidos
en unos quince años. La competencia de plataformas como Amazon, y otro sinfín
de bazares virtuales, provoca un auge creciente del comercio electrónico que hace
innecesario acudir con tanta frecuencia a las tiendas físicas, máxime si esas
plataformas son capaces de servirte el producto directamente en casa y en pocos
días. Hasta El Corte Inglés se anima a competir en España con Amazon y se
compromete a entregar determinados artículos en el exiguo plazo de dos horas.
No
sé cómo va a evolucionar el tema, los expertos recomiendan que dichos centros
se reconviertan en verdaderos centros de ocio para seguir captando la atención
del consumidor, pero aquí en nuestro país dudo que esa voluntad sea suficiente
para mantenerlos con altas cotas de atractivo, y como consecuencia de esa falta
de rentabilidad intuyo que volverá a resurgir el comercio local de los centros
urbanos. De hecho, hace unos años viajaba a la isla de Menorca y me explicaban
que en ese lugar estaban prohibidas las licencias para las grandes superficies
comerciales en aras a no perjudicar la fuerte artesanía del comercio local.
Entonces me pareció una actitud baldía y contracorriente, pero dadas las
circunstancias sobrevenidas, quizás me atrevo a juzgarlo como un acierto a la
hora de preservar el desarrollo del tejido urbano y cultural de ese territorio.
Recuerdo
también mi experiencia universitaria de los años noventa, y como entonces
surgían los primeros grandes centros comerciales en España, en concreto en
Valencia se bautizaba la nueva implantación del Corte Inglés en un megacomplejo
con el peculiar nombre de “Nuevo Centro”, y como a partir de ese tipo de experiencias
crecía la ciudad en torno a grandes “tinglados”, especulación urbanística
incluida, que desde la Universidad sobredimensionaban con la perspectiva de la inevitable
multicentralidad de las grandes ciudades. Por descontado, dicha concentración
del negocio acabó con mis venerados cines de barrio, aparte de problemas
tecnológicos, y se permitió que se aglutinara el ocio en torno a espacios
masivos, los mismos que temen ahora ser sustituidos por unas plataformas comerciales
impersonales. Y no sé, no sé,…, pero ojalá los cambios sean para bien, y nos permitan
recuperar los centros urbanos y esos espacios perdidos, de la plaza cercana, de
los centros multiculturales, del teatro, del patio de colegio, y por supuesto,
de esos cines maravillosos que tanto añoro.
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