Hacia el
futuro, caminando, prefiero aferrarme a lo bueno de cada etapa y ponerlo en
valor. El trabajo en el Chiringuito de Canet d’en Berenguer ha sido intenso
durante estos últimos tres veranos, y aún así ha merecido la pena, por la gente
que he conocido y por la amistad que perdurará más allá de este espacio
temporal. En especial quiero agradecer a “El Mundo de Murphy”, un grupo de música
increíble y unas mejores personas, que estuvieran brindando conmigo en mi
particular final de fiesta, y a Pepe, con su regalo de un corazón de piedra, y a
Fidel, Carmen, Juanma, María, Toño, Ivana, Josh, y un largo etcétera, que me
hicieron saltar las lágrimas más de una vez en mis últimos momentos de “Chiringuitero”.
A todos ellos, y al resto de amigos, gracias.
Y a partir de
ahora se abre un infinito espacio por recorrer, con muchos proyectos personales
que tengo en mente y que poco a poco iré compartiendo con vosotros. Feliz
verano y hasta pronto.