Mientras
proseguimos con la propaganda oficial de mejoría económica, la inmensa mayoría
de los ciudadanos sólo se fija en la evolución del empleo y en sus ingresos
personales. La bajada generalizada de salarios en España los ha empobrecido y
ahora sólo se plantean objetivos a corto plazo, entre ellos, llegar a fin de
mes. En estas condiciones, y por mucho que mejoren los datos macroeconómicos la
sensación será igualmente de desazón, y la política de propaganda habrá
fracasado.
Se supone que
el empleo se está recuperando, no obstante se está haciendo a fuerza de generar
contratos de bajo coste y en condiciones precarias. Además se ha generado un
flujo de trabajadores que salen al exterior a probar mejor suerte y sólo el año
pasado abandonaron el país cerca de 200.000 personas. Se falsean las estadísticas
y la prometida recuperación se retrasa. Si hay tres grandes sectores que
generan empleo con intensidad son el turismo, la construcción y el sector público;
y si los dos últimos siguen en proceso de ajuste por unos cuantos años, pocos
milagros se pueden producir. Sólo se podrá esperar a que pase la crisis y que
los ilusos que esperaban otro espejismo de construcción y de dinero barato
salgan por fin de su estupidez.