martes, 21 de enero de 2014

PERSPECTIVAS MACROECONÓMICAS

     Mientras proseguimos con la propaganda oficial de mejoría económica, la inmensa mayoría de los ciudadanos sólo se fija en la evolución del empleo y en sus ingresos personales. La bajada generalizada de salarios en España los ha empobrecido y ahora sólo se plantean objetivos a corto plazo, entre ellos, llegar a fin de mes. En estas condiciones, y por mucho que mejoren los datos macroeconómicos la sensación será igualmente de desazón, y la política de propaganda habrá fracasado.
     Se supone que el empleo se está recuperando, no obstante se está haciendo a fuerza de generar contratos de bajo coste y en condiciones precarias. Además se ha generado un flujo de trabajadores que salen al exterior a probar mejor suerte y sólo el año pasado abandonaron el país cerca de 200.000 personas. Se falsean las estadísticas y la prometida recuperación se retrasa. Si hay tres grandes sectores que generan empleo con intensidad son el turismo, la construcción y el sector público; y si los dos últimos siguen en proceso de ajuste por unos cuantos años, pocos milagros se pueden producir. Sólo se podrá esperar a que pase la crisis y que los ilusos que esperaban otro espejismo de construcción y de dinero barato salgan por fin de su estupidez.

martes, 7 de enero de 2014

LAICISMO

     Una vez más hay que reclamar el laicismo de nuestro Estado de Derecho, porque un partido político no puede imponer su criterio, moral o religioso, al conjunto de la ciudadanía. Se podrá discutir si el aborto es un derecho o no, se podrá discutir en qué términos o en qué plazos, pero limitarlo en aras a un supuesto afán de protección de la vida, incluso en caso de malformaciones en el feto, ya es algo que roza el delirio.
Por suerte o por desgracia yo tengo formación religiosa, he sido católico practicante hasta aproximadamente los dieciocho años, y he seguido el proceso hasta la postconfirmación; luego mi mente empezó a chirriar con la doctrina dominante y empecé a apartarme del “buen camino”, hasta lo que soy, un ateo convencido que no busca otra cosa más que el amor por el prójimo y la serenidad. No busco explicaciones divinas a lo que me pasa, o a lo que nos pasa, ni pretendo convencer a nadie de que el camino correcto es el laicismo, lo que sí espero es que el Estado sea una garantía de los derechos de todos los ciudadanos de este país; y espero que la vieja Europa reaccione como garante de un espacio de convivencia y de libre pensamiento, ante la tentativa de aprobar una ley retrógrada como la que nos acecha en España.