domingo, 30 de septiembre de 2012

MAYORÍAS SILENCIOSAS

     Cierto sonrojo produce escuchar a nuestro queridísimo Presidente D. Mariano Rajoy hablar de las mayorías silenciosas, de esas personas que no protestan y que se quedan en sus casas se supone que apoyando su política de recortes. Quiero pensar que no es tan tonto como para creerse su propio discurso, con argumentos tales como que las algaradas es cosa de alborotadores y de gente de izquierda, porque mal iría minimizando el “cabreo popular” que empieza a hacerse más palpable día a día en las calles.
            Cualquiera que haya acudido a alguna manifestación que otra sabrá lo complicado que es movilizar al personal, no en vano somos vagos por naturaleza y nos gusta más manifestarnos en la barra del bar que ir chillando por ahí con gente que ni siquiera conocemos. De hecho no protestamos por casi nada, preferimos aguantar y dejarle el trabajo sucio a esos grupos que sí que están organizados, y sólo cuando la cosa tiene buena pinta nos subimos al carro de la movilización.
            Bueno, pues aquí en España al son de la cantinela de “que no hay dinero”, ha comenzado un proceso de empobrecimiento general que parece no importarle al conjunto de los españoles, o por lo menos no lo suficiente como para movilizarse de manera masiva, quizás ha calado la idea de que no hay alternativa y de que pronto saldremos del agujero con esta dichosa política de austeridad. En fin, que si sólo fuera cuestión de fe aún tendría un pase tal inacción, pero lo malo es que la pobreza viene para quedarse y es probable que aquellos que miran para otro lado acaben dándose cuenta del engaño, entonces ni San Pedro, ni la madre que lo parió, tendrá excusa para quedarse en su casa con los brazos cruzados.

martes, 25 de septiembre de 2012

FRAGMENTOS-REFERENCIAS DE LA MEMORIA-7

      Alejandro me miró como si le extrañara verme mintiendo con tanta facilidad.
- Pues a ver si te deslías – me recriminó -, te necesitamos con nosotros.
- Sí, porque tenemos que ir a por ellos – repitió varias veces Alberto con la complicidad de Alejandro que le hacía gestos afirmativos con la cabeza.
- Pero sin hacer locuras, es mejor ir poco a poco, que llegaremos mucho más lejos, hazme caso – le dijo Alejandro para que no siguiera envalentonándose.
            Luego me guiñó el ojo a escondidas como si no tuviera que darle importancia a los comentarios de Alberto.
- Hablando no vamos a conseguir nada, pero te haré caso una vez más – le respondió malhumorado. 
           Alberto agachó la cabeza y a partir de ahí decidí ausentarme de la conversación como si aquello no fuera conmigo. Me perdí en su palabrería, como si la tarde se hiciera noche lentamente, como si aquellos pensamientos se hicieran cada vez más impenetrables e inquietantes, palabra a palabra, como sombras en rostros desconocidos; yo no tenía nada mejor que hacer que embriagarme tranquilamente en su compañía, en mi absoluta soledad, a través de mis obsesiones y de mis profundos temores, sin saber a donde querían llegar, sin saber cómo iba a sobrevivir sin el amor que me daba la vida. 

lunes, 17 de septiembre de 2012

VIVIR AL LÍMITE


     Esta crisis nos pone a prueba, sobretodo a aquellos que lo están pasando mal, y no queda más remedio que mantener la cabeza fría para tomar las decisiones adecuadas. En mi caso, el haber estado muchas veces al borde del precipicio me da una falsa sensación de seguridad que hace que no me importe demasiado caer, no sé si eso es bueno o malo, lo que sí que tengo claro es que el miedo es mal consejero y que te hace sobreactuar, y que aunque pudiera ganar en prudencia, lo perdería tarde o temprano en salud mental.
Vivir al límite es muy difícil, la angustia del día a día te bloquea y te impide planificar adecuadamente el futuro, incluso te puede llevar a pensar que no lo hay y dejas de tener esperanza, ni ilusión, ni ganas de seguir luchando. No hay que desesperarse, el camino es largo y hay que mantener la calma para no entrar en una espiral destructiva, porque al final, tarde o temprano, se sale.
Hasta este punto sería un discurso fácil y lógico, fácilmente asimilable por cualquiera de nosotros, lo malo es que en un entorno desestructurado no tiene ningún sentido. Si hay quien sostiene que la crisis la sufren solamente los pobres, porque la clase media o la más adinerada lo pasa mal pero tiene capacidad de reacción y puede adaptarse a las circunstancias, en el caso de los más desfavorecidos es una completa evidencia, el sufrimiento crece día a día y les afecta gravemente a la salud, física y mentalmente, y el daño permanecerá mucho más allá de su calvario personal. Por eso hay que tener mucho cuidado con los ajustes y la desesperación de los pueblos, porque el día menos pensado a cualquiera de nosotros se nos puede ir la cabeza y el daño puede ser irreversible, tanto para nosotros como para nuestro entorno más inmediato.  

martes, 11 de septiembre de 2012

FRAGMENTOS-TRANSICIÓN A LA NADA 4


     No llego al tren y todo se interpone en mi camino, cada calle que cruzo, los gritos que oigo, los semáforos, las miradas de la gente que me delatan, las risas, las manecillas del reloj que no se detienen, el ridículo, las obras del ayuntamiento, el pavimento levantado, la prudencia, el ir y venir de mujeres escotadas, el murmullo de los niños, los camiones de reparto mal aparcados, y todo aquello que tiene la suficiente fuerza como para distraer mi atención. Descubro fronteras dentro de mi propio mundo, que no son sino barreras en mi instinto de infinito, de alcanzar la nada, pues el todo forma parte de la nada por inabarcable. Me creo una hormiga cruzando fronteras, saltando entre los obstáculos de mi libertad, en un mundo que me pertenece como ser vivo. Salto por las aceras y atravieso las calles arriesgando entre los coches, sorteo a los viandantes y descubro la estación en la lejanía. Llego tarde a la cita con mi amor, y eso es imperdonable, porque quedaré atrapado en un pueblo sin belleza y en un día sin esperanza. Descubro que el tren pasa por delante de mis narices y que se detiene, necesito diez segundos para llegar, se abren las puertas y doy mis últimos pasos. Al fin tengo que entrar saltando para evitar que se cierren las puertas automáticas sobre mis costados.
- ¡Qué justo te ha venido! - me comentan dos señoras asustadas por mi atrevimiento.
- Sí, es que me he dejado las maletas dentro del tren - les explico sin detenerme.
     Consigo palabras de admiración entre los viajeros, que me miran como a un loco.
- ¿No sé de qué se extrañan?, si hoy en día todo el mundo tiene prisa.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

JUEGO DE PALABRAS

     Parece que somos muy dados a juntar palabras sin valorar el significado que resulta dicha unión, sin ir más lejos, la última ocurrencia de mi hija ha sido bautizar a sus masticables como “chicles de tormenta”. He de reconocer que me encanta su idea y que por eso he tenido la debilidad de compartirla con todos vosotros, además me sirve de excusa para comentar otra ocurrencia ligada a la actualidad, porque no sé a quien se le atribuye el honor de inventar el dichoso concepto de “banco malo” que tantos quebraderos de cabeza nos trae ahora.
            Empezaré por matizar que no existe un banco malo como tal, son entidades financieras y se da por supuesto que no pueden ser buenas por definición, se dedican a lo que se dedican y su finalidad es la de dar cobertura a un sistema que acapara y renegocia a partir de la necesidad, y eso está muy lejos de cualquier actividad altruista. En cuanto a los “activos tóxicos” que pretenden aglutinar, habría que hacer la vista gorda para creerse que algunos de ellos pueden considerarse como simples activos. Hay suelos y determinadas construcciones situadas en el limbo de lo urbanizable que directamente van a necesitar de un concepto más amplio, incluso puede que sea más eficiente y apropiado considerarlo como elementos “a expropiar”, porque ni en quince, ni en cien años van a encontrar utilidad urbanística ni comprador. Así que sería mejor devolverlos a su estado original y convertirlos en terreno rústico o en parques urbanos, porque pienso que nos ahorraríamos tiempo y dinero. En cuanto al resto de activos, pues ya se sabe, un mercadillo y a animar al personal con la cantinela esa de “viviendas para todos”, “y a buen precio señora”.